Los juegos tradicionales, actividades que merecen la pena rescatar

Última actualización: 16.04.24

 

Los juegos tradicionales como la peonza, los trabalenguas o el escondite ofrecen innumerables beneficios al niño, no solo a nivel físico sino también emocional. Además, los mantiene alejados de los videojuegos, un juego estático que mantiene al pequeño sentado inmóvil durante horas frente a una consola o pantalla, olvidándose incluso de comer y de moverse.

 

Los avances tecnológicos presentes hoy en día en los juegos de consola como la Wii, X-BOX y la Playstation han capturado la atención de los niños de todo el mundo, amenazando con desplazar los juegos infantiles tradicionales que una vez fueron la mayor atracción de generaciones pasadas.

Se trata de juegos que han logrado permanecer a través del tiempo, transmitiéndose de generación en generación como una diversión amena que fortalece los lazos entre familiares y amigos. Su importancia radica en que son juegos capaces de preservar la cultura de cada zona o región, donde los niños deben acatar reglas y seguir normas e instrucciones que han sido establecidas desde hace tiempo.

Dentro de los juegos tradicionales están aquellos que son jugados en patios, parques o cualquier lugar al aire libre. Se caracterizan por no necesitar de juguetes dotados de tecnología, ya que se realizan con el propio cuerpo o con elementos propios de la naturaleza tal como rocas, arena, ramas, flores, etc. También pueden utilizarse objetos caseros como botones, telas, cuerdas, tablas, etc.

Así mismo, también están aquellos que utilizan juguetes simples o antiguos, como muñecos, cometas, peonzas, canicas, dados e incluso los construidos por los niños; como aviones, barcos de papel, caballitos usando el palo de una escoba y más. Por otro lado, tenemos los juegos de mesa sencillos (anteriores a la evolución informática) y también los juegos de cartas.


Beneficios que brindan los juegos tradicionales

Los juegos tradicionales fomentan el vínculo afectivo entre padres e hijos, fortalecen los lazos de amistad entre los participantes y mejoran las relaciones sociales. Además, dado que son juegos que usualmente involucran actividad física, favorecen la buena salud del niño. En este sentido, mejoran la circulación y el sistema cardiovascular, al tiempo que optimizan la tolerancia aeróbica y ayudan a disminuir los cuadros asmáticos.

Otros juegos ofrecen beneficios más específicos, como por ejemplo saltar a la cuerda es un juego que ayuda a desarrollar el equilibrio, la coordinación gruesa, el ritmo, la lateralidad e incluso a desarrollar la memoria. Así mismo, jugar a los encostalados favorece la estimulación de la motricidad, la coordinación y el sentido de competencia.

Igualmente, las adivinanzas, las rimas y los trabalenguas estimulan el pensamiento lógico y matemático, la memoria y el análisis, al tiempo que incrementan el vocabulario y el desarrollo del lenguaje. Además de todos estos beneficios físicos, los juegos tradicionales mejoran la motivación y el estado de ánimo, disminuyen los sentimientos de soledad e incentivan la imaginación.

 

Top 5 juegos tradicionales más populares

Aunque estos juegos suelen cambiar de nombre de acuerdo a la región e incluso pueden tener matices que difieren en su desarrollo; son actividades que conservan su esencia fundamental indistintamente de la parte del mundo donde se juegue. Están pensados para niños mayores de 2 años; sin embargo, según su edad, es aconsejable adaptar el juego a las capacidades físicas e intelectuales de cada participante. En todo caso, es una actividad recreativa donde los pequeños se divierten en grande. A continuación, algunos de los mejores juegos infantiles más populares.

 

La rayuela

Utilizando una tiza se dibuja en el suelo un diagrama de 10 cuadrados, donde se escribe en cada uno un número del 1 al 10. Los niños deben lanzar una piedra desde una ubicación detrás del primer cuadro, la casilla donde haya caído la piedra no puede pisarse. Deben comenzar el circuito saltando en un solo pie, si hay un cuadrado y en dos pies, si el cuadrado es doble. La idea es pasar la piedra por todo el circuito y regresar. Si la piedra se sale de las líneas o el niño se cae, deberá volver a empezar.

 

El escondite

Este juego requiere de un grupo de niños, en el que uno de ellos tendrá que contar con los ojos cerrados hasta un número determinado. Al terminar la cuenta debe alertar a los demás que ha concluido el conteo; durante el tiempo que duró contando los demás niños deben esconderse en lugares seguros y es entonces cuando se inicia la búsqueda de los compañeros. A medida que los va encontrando, deberá tocarlos para eliminarlos y continuar buscando. Los niños que quieran salvarse deberán salir de su escondite y correr al lugar donde fue el conteo y tocarlo antes de que sean atrapados.


Saltar a la comba

Esta actividad recreativa resulta muy beneficiosa para los niños, ya que se ejercitan físicamente al tiempo que se divierten. Consiste en saltar una cuerda al ritmo de una canción; entre salto y salto, el niño realiza un ejercicio físico excelente para su organismo. Se practica en espacios al aire libre.

 

Baile de la peonza

La peonza es un juguete sencillo fabricado en madera, su forma es oval y su punta es metálica. Para hacerlo bailar el niño debe poseer cierta destreza, para lo cual debe enrollar en el cuerpo de la peonza un pedazo de pita o piola y luego soltarla, dejándola caer al suelo para que comience a girar.

 

La gallinita ciega

Para jugar este divertido juego se necesita un mínimo de 4 niños y un pañuelo, con el que se cubren los ojos de la persona que hará de gallinita. Para iniciar el juego y saber quién será la primera gallinita ciega, se puede realizar un sorteo. Una vez que el niño elegido tiene los ojos vendados, los demás le darán vueltas sobre sí mismo al tiempo que le cantan la canción propia de este juego. Cuando termina la canción, el niño vendado que hace de gallinita deberá encontrar a sus compañeros.

Cabe recordar que estos juegos tradicionales son actividades que estimulan el desarrollo físico e intelectual de los más pequeños; así como su capacidad para hacer amigos. Por lo que vale la pena rescatar estas tradiciones que hemos heredado de nuestros antepasados.

 

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