Desde hace unas décadas se conoce de la proliferación de un microorganismo llamado Cronobacter sakazakii, anteriormente conocido como Enterobacter sakazakii y que afecta directamente a los bebés recién nacidos, asociándose con el consumo de fórmulas lácteas y el uso de biberones para la alimentación artificial.
Actualmente, los casos de enfermedades por esta bacteria son muy escasos. Sin embargo, es muy importante conocer sobre ella para saber cómo prevenirla y qué hacer si hay sospecha de infección. Aquí te contamos lo que necesitas saber.
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Una bacteria inteligente
Este microbio está en el ambiente y tiene forma de un bacilo, y son sus características biológicas las que lo hacen agresivo por su alta resistencia y proliferación en cualquier medio.
El Cronobacter posee flagelos en todo su cuerpo, una especie de pelos, que facilitan su movimiento en cualquier dirección. Además, la capa de moco que recubre su cuerpo tiene un alto nivel de adherencia, por lo que le es fácil fijarse en cualquier parte del organismo, pasando desapercibido para el sistema inmunológico.
Adicionalmente, este microorganismo tiene un mecanismo de defensa que consiste en encapsular sus células como una barrera para reducir la acción de antibióticos, anticuerpos, detergentes y otros agentes. En consecuencia, la única forma de erradicarlo es a través de una esterilización profunda y abrasiva.
Fórmulas lácteas contaminadas por Cronobacter
Las plantas de producción de fórmulas lácteas para bebés son especialmente susceptibles a la contaminación por esta bacteria, si no se cumplen estrictas medidas de higiene y esterilización.
Las leches de inicio también conocidas como etapa 1 pueden ser un vehículo de transmisión si no se toman las medidas correctas de preparación, ya que esta bacteria es capaz de llegar directamente al bebé a través del biberón si no se usa agua bien esterilizada.
Según investigaciones, algunos casos se produjeron por contaminación directamente en la fábrica, y otros se contaminaron después de abiertos en casa, pues la bacteria sobrevive en diferentes ambientes, y está presente de forma natural en muchos lugares sin ser percibida.
Infecciones por Cronobacter
Si un bebé recién nacido contrae una infección por Cronobacter, sus probabilidades de vida son muy bajas y si sobrevive las secuelas a largo plazo pueden deteriorar su calidad de vida. La primera señal de una infección por esta bacteria suele ser fiebre, llanto irritable, falta de apetito y poca energía. Entre las otras complicaciones mencionamos las más graves:
Enterocolitis necrosante: Es una infección directa del sistema digestivo que se manifiesta con vómitos, rechazo al alimento, evacuaciones con sangre y abdomen hinchado. Por lo general, es más frecuente en bebés prematuros.
Sepsis: La infección en el torrente sanguíneo por la rápida proliferación de la bacteria provoca una septicemia que si no se atiende a tiempo, puede generar un shock séptico y terminar en muerte. La solución para evitar la propagación de la infección es la administración de antibióticos de alto espectro por vía intravenosa. Por eso es importante la detección precoz de la infección.
Meningitis: Esta es la peor complicación de esta bacteria, ya que puede atravesar la barrera hematoencefálica dejando al cerebro totalmente desprotegido. Si el diagnóstico no se hace desde la primera etapa, las probabilidades de sobrevivir sin secuelas son muy escasas.
Los bebés recién nacidos están más propensos a sufrir estas complicaciones por la inmadurez de su sistema inmune, al igual que los bebés que nacen prematuros y que tienen algunas deficiencias inmunológicas, siendo más susceptibles a contraer alguna infección por Cronobacter, pues en muchos casos son alimentados con fórmulas lácteas.
Prevenir las infecciones por Cronobacter
Anualmente se registran menos de 10 casos de infecciones por esta bacteria, así que no se puede considerar que son brotes epidémicos a gran escala. Sin embargo, en 2015 se alertó sobre el retiro preventivo de un lote de leches de una marca específica en Argentina, cuyo principal mayor mercado de exportación era Venezuela, ya que dió positivo ante la presencia de este microorganismo.
Las infecciones por esta bacteria se pueden prevenir fácilmente, aquí te enseñamos cómo hacerlo.
- Lactancia materna: La OMS ratifica cada año la importancia de la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida del bebé, extendiéndola, si es posible, hasta los dos años de edad. Esta medida, además de proveer los nutrientes que necesita el bebé para crecer sano, reduce a gran escala el riesgo de contraer alguna infección por esta bacteria.
- Máxima higiene: Si usas la alimentación artificial con tu bebé, debes extremar las medidas de higiene con respecto a los utensilios para la preparación del biberón. Asimismo, si usas extractor de leche materna, también debes mantener todos los elementos bien limpios y esterilizados, como los envases en los que conservas la leche.
- Fórmula líquida: Si tu pediatra lo recomienda, es preferible optar por leches líquidas para tu bebé, en vez de compuestos en polvo, así reduces el riesgo de contaminación por esta bacteria.
- Preparación correcta del biberón: En caso de solo adquirir leche en polvo para el bebé, es recomendable hervir el agua y dejar enfriar levemente sin que baje de los 70°C para preparar el alimento. Después, hay que seguir las recomendaciones del fabricante.
- Usar la leche antes de las dos horas: Es importante usar el biberón dentro de las 2 horas después de la preparación y en caso de que el bebé deje leche es mejor desecharla.
- Manos limpias: La higiene antes, durante y después de la preparación del biberón es indispensable para garantizar la esterilización del proceso y reducir los riesgos de contaminación. Además, es necesario mantener dichas medidas de higiene mientras damos el biberón al bebé.
Los bebés no son la única población susceptible al contagio de esta bacteria: personas de todas las edades pueden sufrir diarrea o infecciones del tracto urinario provocadas por la Cronobacter. Por esta razón, es importante promover una buena higiene en nuestra vida diaria y entablar estos hábitos entre todos los miembros de la familia, evitando así la proliferación de gérmenes y bacterias que puedan afectar nuestra salud.
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