¿Qué es la placenta?

Última actualización: 24.04.24

 

La placenta es el principal órgano del embarazo y su función es de vital importancia, ya que es la conexión entre la madre y el feto. Se origina con la fecundación, crece junto con el bebé y muere después de que éste nace, siendo su labor primordial garantizar la nutrición del feto.

 

Si te has hecho un test de embarazo y confirmas que estás en la dulce espera, es necesario que sepas de la formación de un órgano muy importante en el embarazo: la placenta. Probablemente, habrás escuchado hablar de ella muchas veces, pero en pocas ocasiones te explican cómo funciona realmente o cómo se produce su formación; incluso los posibles problemas que podrían afectar su adecuado funcionamiento. 

Por ello, nos dimos la tarea de investigar un poco más sobre la placenta, para aclarar todas esas posibles dudas que pueden generarse en torno a este órgano embrionario. 

 

¿Cuándo se forma la placenta?

Una vez que el óvulo es fecundado por el espermatozoide, este comienza su recorrido hasta el útero y a la semana de haber ocurrido la fecundación, se produce la implantación embrionaria en la pared uterina, siendo en este momento cuando se inicia la formación de la placenta, ubicándose normalmente en la cara anterior o posterior del útero para no obstaculizar el canal del parto. Pero es en la octava semana de embarazo cuando empieza a funcionar la placenta, ya que el feto comienza a alimentarse por medio de dicho órgano.

Así pues, su desarrollo se produce de las propias células del óvulo y del espermatozoide que formaron al feto, convirtiéndose en un órgano fundamental para el crecimiento y nutrición del bebé, creando una conexión directa con la madre. 

 

En su composición, podemos distinguir, como partes de la placenta lo siguiente:

Un compuesto materno o decidua basal, que es la mucosa uterina o membrana endometrial que se transforma para alojar al feto.

Un componente fetal conocido como trofoblasto. El trofoblasto es una composición de muchos vasos sanguíneos que se cruzan entre sí, generando una cavidad coriónica con diferentes compuestos placentarios.

Además, existen diferentes tipos de placenta según su ubicación en el útero, las cuales mencionamos a continuación:

Cuando la placenta se adhiere a la zona anterior del útero, es decir, en una ubicación frontal hacia el vientre materno se llama placenta anterior. Aunque, sí está muy arriba se conoce como placenta anterior alta. Si se adhiere en la zona posterior del útero hacia los huesos pélvicos maternos, se denomina placenta posterior. Ambas posiciones, son consideradas normales para el desarrollo del feto y para la madre.

Ahora bien, si la placenta se coloca en la zona inferior, tapando parcialmente el cérvix uterino se conoce como placenta no oclusiva. Pero si tapa totalmente el cuello uterino se llama placenta oclusiva o mejor conocida como placenta previa, la cual merece un seguimiento y cuidado extremo para un feliz término del embarazo.

 

¿Y cuánto pesa la placenta?

La placenta al final del embarazo tiene un peso que oscila entre 450 y 550, con un grosor aproximado entre 1,5 y 3 centímetros, mientras que su diámetro es de unos 15 a 20 centímetros.

 

¿Para qué sirve la placenta?

A medida que el bebé crece dentro del vientre materno, la placenta se va desarrollando a la par, adaptándose a las necesidades que tiene el feto en su nido. Entre las principales funciones de la placenta podemos destacar que, a través de ella, se transmiten desde la madre todos los nutrientes que necesita el bebé para crecer y desarrollarse de forma adecuada, siendo esta su misión principal. Así, el bebé puede absorber de la madre los minerales, vitaminas, ácidos grasos, aminoácidos y glucosa que su cuerpo necesita para crecer correctamente. Pero, además de ello, la placenta también sirve para lo siguiente:

Funciona como un pulmón para el feto: Si alguna vez te has preguntado ¿cómo respira un feto? Debes saber que el oxígeno que el bebé necesita para respirar es transportado por la sangre suministrada por la madre hacia el útero a través de la placenta, por lo que es un órgano muy importante para cumplir la función respiratoria. Ten en cuenta que el bebé está sumergido en una bolsa con líquido amniótico dentro del útero, siendo imposible que sus pulmones puedan trabajar por sí solos, por lo que la placenta y el cordón umbilical se unen para servir como un transporte del oxígeno que el feto necesita para respirar.

Acción protectora: la placenta es la encargada de proteger al feto del sistema inmunológico materno, pues evita que el embrión sea detectado como un material ajeno a la madre y sea atacado. Además, este órgano se transforma en una barrera placentaria, impidiendo que las bacterias externas, gérmenes u otros agentes tóxicos afecten al feto. Sin embargo, existen ciertos virus que sí pueden atravesar dicha barrera y afectar el sistema inmunológico del bebé, como por ejemplo: el virus de la Sífilis o el parásito del toxoplasmosis. Por otro lado, la bolsa amniótica y placenta conforman una capa protectora para el bebé contra golpes, fuertes impactos o cambios de temperatura, suministrando un espacio seguro, acogedor y agradable. Además, la circulación placentaria mantiene separadas la sangre de la madre y del feto, aunque permite el intercambio de los diferentes nutrientes que el feto necesita para su desarrollo. 

Como filtro de desechos del bebé: La placenta funciona como filtro del bebé, pues a través de ella los desechos del feto son eliminados por el torrente sanguíneo de la madre, principalmente el anhídrido carbónico, siendo excretado posteriormente a través del sistema renal materno. Así, la placenta se encarga de mantener todas las sustancias nocivas que pudieran afectar al feto alejadas de su sistema orgánico.

Tiene una función endocrina: la placenta ayuda en la sintetización de hormonas femeninas y estrógenos, que la mujer necesita para el implante fetal en el útero, así como para el crecimiento de las glándulas mamarias y producir lactógeno placentario, preparando el cuerpo para la lactancia materna. Por ejemplo, a través de la placenta se fabrica la hormona llamada gonadotropina coriónica, la cual es necesaria para la continuación del embarazo. 

En definitiva, la placenta es un órgano interesante que, previo al embarazo, no existe en el cuerpo femenino y posterior al parto no sobrevive, desapareciendo por completo del útero sin dejar rastros, pero, su importancia es vital para el crecimiento sano del feto. 

 

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